Tan sencillo como esto.
Un día que vayas a necesitar huevo duro en la comida, deja que sean ellos quienes le quiten la cáscara.
Es un ejercicio de motricidad fina, concentración y coordinación. Además es una habilidad práctica para la vida que, desde ya, pueden poner en práctica para echaros una mano en la cocina, algo que les suele encantar.
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